Descripción del blog:
Este blog va a estar lleno de cosas que me gustan: fotos, escritos, dedicatorias, felicitaciones, narraciones propias, noticias interesantes, etc.
Espero que disfruteis con ello y siempre es bien recibida una buena sugerencia.
¡Gracias!

dissabte, 9 d’agost del 2014

Hola y Adiós


Hola,
te escribo para despedirme de ti.
Te escribo para despedirme de ti esta carta que jamás leerás.
Te escribo para despedirme de ti esta carta que jamás leerás porque en realidad la escribo para mi, pero es más fácil si la dirijo a ti, no te inquietes, es un mero asunto de hacerle creer a mi mente que este es el final de nuestra relación. Me estoy mintiendo, sí, y soy consciente... y aún así voy a tirar para adelante con el plan.

Te escribo porque no puedo hablar contigo, porque no quiero hablar contigo, porque me niego a hacerlo. Porque aunque me muera de ganas soy la única que está muriendo y me niego a sepultarme por ti.

Te escribo para hablar un poco de todo y de nada, de todo lo que pasó y de nada de lo que tendría que haber pasado. 

Te escribo para relatarte mi principio y mi fin, así que presta atención:

Nuestro inicio fue muy sencillo: te vi, te miré, te envié una señal y tú la cogiste, contestaste, y empezamos a hablar. No es difícil, si te conoces un poco, darte cuenta de que una persona va a ser especial en los primeros minutos de conversa. Y yo me di cuenta, y me dio miedo, ya lo sabemos, pero ya había decidido que iba a arriesgar. No contigo, en general, ya era el momento de volver a jugar, de igualar apuestas o de tirarse a piscinas. Así que me enfrenté a mi miedo y le dije: puedes venir conmigo, pero camina a mi lado, no voy a dejar que dirijas mis pasos.
Fue el tiempo que me dedicabas, el tiempo que dedicabas a hablarme, eso fue lo que hizo que viniera corriendo mi miedo. Y en segundo lugar, fue el contenido de tu tiempo, de qué hablabas, cómo hablabas...y ahí vinieron todo el resto de mis miedos. Y una vez la troupe completa, unos al lado de los otros, empezamos a caminar.

Recuerdo que el primer o primeros días fue muy intenso, que después hubo una pequeña ausencia en la que yo me hice notar y tú, lejos de meramente responder, decidiste descolgar el teléfono y llamarme. Y ese fue el inicio de mi perdición...

Estabas pendiente, me llamabas, me hablabas de cosas interesantes, me hacías partícipe de tu vida, me dejabas ver que formaba parte activa y deseada de tu mundo... me hacías sentir tan especial... y yo me lo creía. No me lo quería creer, lo juro, cada día me recordaba que tenía que mantener los pies en el suelo, que acababa de conocerte, que seguro que no usábamos el lenguaje de la misma manera, que las connotaciones no son las mismas para todos, que tú eras así de especial y no era yo la que hacía que lo fueras, que no me enviabas mensajes entre líneas, que no te gustaba, que no me gustabas. Me decía que por ti no sería capaz de volverme loca, que no estaba planeando cualquier tontería para estar cerca de ti, que no cambiaría mis metas por estar contigo, que no me estaba enamorando incondicionalmente, que todo era mentira... pero en realidad la mentira era todo esto.

Por lo que fuera, porque si lo llamo desgracia creo que es incorrecto, si lo llamo casualidades de la vida también, así que prefiero no llamarlo de ninguna manera; los dos nos vimos en medio de uno de los momentos más complicados de nuestras vidas donde tuvimos que tomar decisiones que nos llevaron muchos quebraderos de cabeza. Yo te escuche, te di mi opinión, tú me escuchaste, me diste tu opinión, por este orden cronológico. Sí, porque yo soy muy reacia a hablar de mis problemas, al menos a hablar en profundidad de ellos, a darles vueltas hasta que ya esté todo hablado y remirado, pero contigo lo hice...y tú lo hiciste conmigo. Y me dijiste que era fácil hablar conmigo, que era agradable, que era genial, que te gustaba cómo veía las cosas, que siempre tenía algo bueno que decir. Y volví a creérmelo.

No sé qué pasó, pero ya no pasó nada más. Nada. Ese fue mi todo, ahora empieza mi nada.


No más llamadas, no más mensajes, no más verte, no más verme, no más nada.

Y otra vez me da vueltas a la cabeza esa pregunta cargada hasta los topes de su significado que ahora es más real que nunca: ¿por qué?
Insertaría aquí la respuesta más vacía del mundo, porque esta vez no hay motivo alguno, ni el más mínimo, ni uno que yo pueda buscar, insertaría aquí el silencio.

Llenaré esta nada con siete de aquellos pequeños grandes momentos con los que llenaste mi vida:
  • Ya que no puedo poner luz a tu noche, déjame dibujar una sonrisa en tu boca.
  • Buenos días, princesa. He soñado contigo toda la noche. Íbamos al cine y tú llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto!
  • -Es sábado, estoy de guardia y pasé mala noche. Dame un respiro :'(
    -Ya sabes que yo a ti te doy lo que tú quieras
    -Cuidado con lo que dices
    -¿Por? 
    -No te vayas a arrepentir luego
    -¿Qué podrías pedirme que fuera motivo de arrepentimiento?
    - ¿Un riñón? ¿Donación de médula?‏
    - Soy donante. Prueba otra vez‏
    - No quiero probar nada, ‏después de lo que has dicho solo quiero que me beses. Y nada de besos salvajes y tirones de pelo, ‏quiero un beso largo, sencillo, dulce, que suene a paz, que se oigan los tiernos chasquidos de nuestros labios separándose. ‏Ahora no quiero nada más‏.
    -¿Te levantaste con hambre de besos?‏
    -Me levanté con hambre de ti‏
    -Vas progresando más que adecuadamente en esas mentiras‏
  •  Dile a tu amiga que yo siempre elijo bien, solo hay que ver que te he metido en plantilla de mi vida‏ y no soy bueno al elegir momentos ‏pero he aprendido a no esperar al momento oportuno, ‏sino a coger un momento cualquiera y hacerlo el indicado.
  •  Da gusto leerte, parece que leía el fragmento de un libro. Va en serio, quiero follarte.
  • -¡Elijo la caja!
    -¿Qué caja?
    -Siempre hay una caja.Yo quiero la caja
    -Pero hay caja o llaves. Aquí no te ofrezco llaves. ¿O consideras que mi cuerpo tiene cerradura?
    -Considero que tu cuerpo tiene la mejor custodia posible: una mente inteligente.
  • Sabes que quiero ser partícipe de tu vida, y conocer y ver todo lo que quieras enseñarme.
No puedo más que decirte gracias, gracias de corazón, de hecho te lo dice él. Gracias por alegrarme el alma, por regalarme sonrisas eternas, por hacerme soñar, por cogerme de la mano, por mirarme a los ojos y hacer que me diera cuenta que eso era amor, que esto es amor. Que me duele porque te quiero, que me faltas porque te quiero, que serás un precioso recuerdo porque te quiero. Gracias por quererme tú también.
Pero no le cuentes todo esto a tu amigo, a tus amigos, a tu hermana, tu madre, tu padre, tu familia...porque dejarás de ser ese chico que tan buena persona ellos creían que eras y verán cómo eres realmente. No los decepciones, a ellos no. Alarga esta mentira hasta el final, ya sabemos que sabes contar mentiras, ahora demuestra que sabes mantenerlas.

Estoy esperándote, porque no sé porque pero aun confió en tu palabra. Ya no confió en ti, pero no quiero creer que seas tan mala persona. Me dijiste "lo hablaremos" y te creo, pero ya no te creo nada más.
Un día me dijiste "Mientras acabe bien, los principios dan igual", y ya te lo dije en su momento: mentira.

Parece que aún te escucho intentando convencerme de que no son mentiras, que todo lo que me dices es verdad. Y lo sé, ya lo sé, ya sé que es verdad. Soy totalmente consciente de que todo lo que me dices es cierto, que soy tan especial como consigues expresar, incluso más porque no hay palabras para ello. Se que también harías locuras por mi, que lo dejarías todo por estar conmigo, que estás perdidamente enamorado de mi y que tus miedos sí se han puesto en medio de tu camino. Pero ya lo dije, esta carta es para ti, pero en realidad es para mi, para mentir a mi mente, para intentar hacerle creer que en realidad no podríamos haber sido felices, que no hubiera sido perfecto, que no te hubiera amado hasta el último suspiro.

Adiós.

PD: Gracias por hacer que vuelva a creer en la amistad verdadera y que me ilusione con llegar a tener esa relación que popularmente llaman "mejores amigos" con personas que tengo cerca y que tú, y a partir de conocerte, yo también, llamamos David.

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